Desde que la Revolución Industrial del siglo XIX expandiera la utilización del aluminio, este metal ha ido ocupando cada vez más lugares en nuestra vida diaria y hoy en día es prácticamente impensable vivir sin este material que está presente sobre todo en la industria del transporte, la construcción y la alimentación.
El aluminio es un metal ligero extraído de la bauxita, el tercer elemento más común de la corteza terrestre, del cual se estima que hay reservas para 200 años. Sus características más apreciadas son:
- Excelente conductor del calor y de la electricidad, así como un buen reflector de la luz.
- Material fácilmente maleable
- Impermeabilidad a pesar de su delgadez en casos como el del papel de aluminio, que no permite que las sustancias envasadas pierdan su aroma ni su sabor.
- Bajo peso, que en relación a su resistencia, lo convierten en un material excepcional como barrera de protección o aislamiento.
Ciclo de vida
El ciclo de vida del aluminio empieza con la extracción de bauxita, de la que posteriormente se extrae la alúmina, la materia prima para la producción del aluminio primario, que se realiza mediante la electrólisis.
La siguiente etapa es la semi-fabricación, la cual conlleva diferentes procesos industriales (laminado, fundición, extrusión), y de ahí se transforma en productos manufacturados.
La mayoría de los productos fabricados en aluminio se destinan a los sectores del transporte, la construcción, el envasado y el embalaje, y la ingeniería.
Posteriormente, el aluminio se recoge, se recicla y se reutiliza a partir de la etapa de la semi-fabricación.
Un material 100% reciclable
El aluminio es un material 100% reciclable sin pérdida de sus cualidades, por lo que se ha ganado la denominación de “metal verde”. Y más del 75% del aluminio producido desde hace más de 100 años está todavía en uso. Actualmente, en Europa la tasa de reciclado supera el 92%; un 42% en latas de bebidas y conservas, un 85% en construcción y un 95% en transporte.
El reciclado evita principalmente la extracción masiva de bauxita de las minas y le da una nueva vida a toda esa inmensa cantidad de desechos tanto domésticos como industriales que generamos.
El aluminio es un material seguro para los seres humanos, pues no libera casi ningún tipo de emisión tóxica durante su procesado o durante su utilización y además tampoco se corroe con el paso del tiempo. Así mismo, es un material extremadamente ligero que permite un empleo de energía mucho menor durante el transporte, haciendo que los niveles de emisiones de CO2 sean también menores.
Una tonelada de aluminio reciclado es capaz de proporcionar un ahorro de alrededor de 4 toneladas de bauxita, y un 95% de la energía necesaria para producir aluminio como materia prima. Cada año, gracias al reciclaje de chatarra de aluminio se consiguen ahorrar alrededor de 80 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero, o el equivalente a la eliminación de unos 15 millones de coches del parque automovilístico mundial.
En España la Asociación para el Reciclado de Productos de Aluminio (ARPAL) se encarga de promover y concienciar, principalmente en los centros educativos, sobre la necesidad de reciclar este material. En su web podeis encontrar un gran número de artículos relacionados así como recursos educativos para el profesorado.