La eficiencia energética es una suma de muchos elementos y actuaciones, desde equipos con altos rendimientos y bajos consumos, hábitos de consumo, cerramientos, aprovechamiento de recursos naturales (captación solar, geotérmica, eólica,…) hasta las características físicas del edificio que nos protege.
Es fácil encontrar abundante información sobre equipos e instalaciones eficientes. Gracias a estas soluciones, es posible disponer de la energía necesaria para el confort y salubridad con consumos reducidos. Son las llamadas MEDIDAS ACTIVAS. Gracias a su mayor rendimiento y eficiencia necesitaremos menos recursos energéticos que antes.
¿Pero qué ocurre si la energía que hemos generado (de forma eficiente) se nos escapa al exterior?
La envolvente del edificio es la que retiene el aire climatizado a la temperatura de confort. El calor puede atravesar el cerramiento de dos maneras:
– CONDUCCIÓN: es el modo en el que se transmite el calor a través de elementos sólidos, en función de su coeficiente de conductividad. En los puntos donde dicha conductividad sea más alta (materiales diferentes, contenido de humedad, degradación,…) y/o donde el espesor sea más reducido, nos encontraremos un PUENTE TÉRMICO, puntos de la envolvente donde se pierde más calor, a modo de goteras térmicas. Por ello, hay que aportar constantemente nueva energía para compensar la que se ha perdido a través de la envolvente. La solución a este problema pasa por mejorar el nivel de aislamiento térmico de la envolvente.
La inspección termográfica es el medio más eficaz de estudiar y documentar los puentes térmicos de la envolvente, además de localizar otras patologías constructivas, como delaminaciones, aplacados y zonas de riesgo ó afectadas por humedades. Debido a las características térmicas de los edificios, muy sensibles a las condiciones ambientales, es necesario contar con un termógrafo experimentado que determine las condiciones y momentos adecuados para la inspección, así como de cámaras de la máxima resolución y sensibilidad, a causa de la reducida amplitud térmica de las anomalías.
– CONVECCIÓN: Las envolventes no son estancas. Al calentar una vivienda se produce una zona de presión más alta en la zona superior, por lo que el aire climatizado se escapa al exterior (exfiltraciones), mientras que en la zona inferior las bajas presiones hacen que penetre (infiltraciones) el aire exterior sin climatizar. Esta circulación de aire se lleva la energía interior fuera de nuestra vivienda, y los equipos instalados han de renovar constantemente el aire perdido, calentando de nuevo el aire frío que penetra. Si no conocemos el caudal de este aire infiltrado, no podremos calcular la necesidad energética de cada vivienda.
Además, el aire interior que se escapa transporta humedad, que fácilmente puede condensar en el interior del muro, al estar más frío, creando condensaciones intersticiales que deterioran el cerramiento y favorecen la formación de colonias de moho, con el consiguiente riesgo de salud. Esta circulación de aire permite que entren en nuestra vivienda polvo y agentes contaminantes del exterior, humos, olores y ruidos.
El ensayo blower-door o test de estanqueidad al aire está regulado por la norma EN 13829, y se creó en Suecia en 1975. Está ampliamente establecido en casi toda Europa y Norteamérica como prueba de calidad en todo tipo de edificios. Además de medir las renovaciones/hora de aire debido a las infiltraciones no deseadas, permite localizar la situación de éstas. Su sellado favorece una mejora energética muy alta a un coste mucho más reducido que otras intervenciones.
La cantidad de aire que suele atravesar la envolvente es sorprendentemente alto. Es habitual en la construcción mediterránea actual encontrar valores de infiltraciones superiores a 10 renovaciones/hora con un viento equivalente a 30 km/h (suele superar con mucho las renovaciones/hora necesarias para la ventilación), con lo que es fácil percibir el elevado coste energético que suponer calentar el volumen interior de la vivienda tantas veces cada hora, cada día, cada mes,… Esta situación se agrava precisamente cuando más necesitamos la protección de la envolvente (fuertes vientos, temporales, olas de calor,…).
Las infiltraciones de aire más habituales se suelen localizar en los puntos de encuentro entre las ventanas y los muros, así como en cajas de persianas. La solución no es costosa. Existen muchos tipos de cintas de sellado, espumas y masillas que permiten un ajuste hermético en estos puntos. Además Ventacan, con su sistema INSTALVEN, optimiza todas estas técnicas a la hora de instalar una ventana para obtener así un mejor rendimiento energético.
Conclusión
La calidad de una envolvente (MEDIDA PASIVA) depende de un buen diseño, pero sobre todo de una buena ejecución. La correcta colocación de los aislantes térmicos y el ensamblaje de los componentes de los cerramientos (paneles, carpinterías, conducciones,…) es básico para que la energía generada no se nos escape al exterior.
En eficiencia energética, las medidas activas sirven de poco con una mala envolvente. En cambio, una buena envolvente hará que las instalaciones, aunque sean antiguas, tengan que funcionar menos, reduciendo los consumos finales.
TermaGraf es especialista en los ensayos de estanqueidad blower-door, tanto en edificios residenciales como terciarios (colegios, residencias, piscinas, oficinas,…), y en el sellado de infiltraciones, aportando las soluciones más avanzadas a cada situación.
Miguel Angel Carrera
Director técnico de Termagraf